Para los merideños la religión es sumamente importante, por ello es que muchas de sus celebraciones son en honor a santos y personajes religiosos. Visitar este estado durante una de las celebraciones constituye un espectáculo lleno de devoción, música y colorido que vale la pena presenciar.
En Honor a esto, el Hotel la Pedregosa se une y colabora de manera activa a que estas tradiciones se sigan manteniendo. En Semana santa sus celebraciones más resaltantes son: Misas, Procesiones, representaciones con pasión y muerte de Cristo.
Nosotros participamos junto con la comunidad y huéspedes de un viacrucis, cerrando con una misa, como parte de las actividades tradicionales a esta semana.
A partir del jueves santo hasta el sábado de gloria, se realiza lo que se conoce en la zona como «Mediodía», para la cual, se acostumbra el ayuno, y a la hora del almuerzo se consumen siete platos diferentes. Según la tradición católica, el domingo de resurrección, se les provee a los fieles de palmas y ramos benditos, sacándose de ellos fibras con las cuales se realizan treinta y tres nudos mientras simultáneamente se rezan otros tantos credos.
En el municipio Libertador Parroquia Juan Rodríguez Suárez, se escenifica desde hace 89 años durante la Semana Santa, la pasión y muerte de Jesucristo. Esta tradición comenzó en 1912 por iniciativa de Perpetuo del Carmen Torres, Alberto Collazo y Natividad Rivas, y ha permanecido a lo largo de los años por el fervor religioso que caracteriza a esta región. Aproximadamente son unas 150 personas, habitantes de dicha población y de las zonas cercanas, quienes actúan y trabajan en la escenografía, libretos, maquillaje, utilería, iluminación, sonido y vestuario de la representación.
Durante el jueves y el viernes santo, debido a la prohibición católica de consumir carnes rojas, en Mérida y en el Táchira, especialmente en los pueblos fronterizos como Tovar, y al igual que en los pueblos del departamento del Norte de Santander, en nuestro hermano país Colombia, se acostumbra comer una serie de preparaciones en conmemoración de las siete palabras que pronunció Jesús antes de morir.
Estos «siete platillos», como también se les llama, constan de «sopa, arroz, pescado, macarrones, ensalada (zanahoria, cebolla, lechuga, remolacha), torta y dulce. Tanto las familias más acomodadas como las más humildes preparan, de acuerdo con sus posibilidades, suculentas comilonas en las que se destacan: fiambres, lechones, pavos, corderos, gallinas, pescados, encurtidos, quesadillas e infinidad de dulces. Todas estas delicias, llamadas “siete potajes”, en la mayoría de los casos consisten básicamente en trucha conservada con sal acompañada con sopa de arvejas, arroz, ensalada, cambur verde sancochado, jugo de frutas y dulce de cabello de ángel.
Según la tradición, el consumir los siete potajes asegurará el tener comida y prosperidad durante todo el año.
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